"Belle époque" y "Fin de siècle": Modernismo[editar]
La indiscutible centralidad de París como centro mundial del arte durante la llamada belle époque, se ve emulada en el cambio de siglo (fin de siècle, noucentisme) con el surgimiento de activos núcleos por toda Europa (Viena, Bruselas, Barcelona, Milán, Riga,2 etc.) que son particularmente productivos en arquitectura.
Véanse también: Jugendstil, Secesión de Viena, Modernismo catalán, Art Nouveau y Modern Style (demasiados parámetros en {{VT}}) Wikipedia.
Véanse también: Victor Horta, Antonio Gaudí, Lluís Domènech i Montaner, Joseph Maria Olbrich y Josef Hoffmann (demasiados parámetros en {{VT}}) Wikipedia.
La Primera Guerra Mundial: neoplasticismo y expresionismo[editar]
El año 1917, mientras la Primera Guerra Mundial está en su apogeo y se desencadena la Revolución rusa, en la neutral Holanda aparece el neoplasticismo de De Stijl, grupo de artistas que incluía, junto a pintores, diseñadores y ceramistas, a los arquitectos Jacobus Johannes Pieter Oud y Theo van Doesburg.
La arquitectura expresionista, que puede rastrearse desde la primera década del siglo, se desarrolló en la Europa Central hasta los años treinta, con la holandesa Escuela de Ámsterdam (Michel de Klerk, Pieter Lodewijk Kramer, Johann Melchior Van der Mey) y un buen número de grupos alemanes (Deutscher Werkbund -Múnich, 1907-, Arbeitsrat für Kunst -Berlín, 1918-, o Der Ring -Berlín, 1923-) que contaron con arquitectos como Bruno Taut, Hermann Finsterlin, Erich Mendelsohn y Hans Scharoun. El movimiento Neues Bauen, vertiente arquitectónica de la nueva objetividad significó una reacción de los propios miembros del movimiento expresionista hacia un enfoque más racional y práctico.
Periodo de entreguerras, totalitarismos e impacto de las vanguardias: "Art decó"[editar]
El período de entreguerras (1918-1939) es el de los locos años veinte y la depresión de los años treinta, que presencia el surgimiento de lostotalitarismos fascista y soviético como alternativas al liberalismo de las democracias capitalistas, tildadas de decadentes. Los programas arquitectónicos de la Italia fascista, de la Alemania Nazi y de la Unión Soviética, como sus propuestas estéticas, van de un inicial vanguardismo(constructivismo ruso) a una repetición de modelos historicistas de ocupación de los espacios públicos compatible con un estilo de fácil consumo popular que simultáneamente se impone para las artes plásticas (realismo socialista, realismo heroico), aunque en fechas tan tardías como 1938 la arquitectura italiana desarrolló programas tan vanguardistas como la EUR (exposición universal que no llegó a celebrarse, prevista para 1942, y que planificaron arquitectónicamente Marcello Piacentini y Giuseppe Pagano, coordinando criterios estéticos opuestos).
No obstante, fue en la democracia socialmente avanzada de la Alemania de Weimar previa al ascenso del nazismo donde se produjeron los acontecimientos más importantes para el surgimiento de una arquitectura moderna en el sentido de estética y funcionalmente renovadora: los trabajos de la escuela de la Bauhaus (Walter Gropius, 1919-1933). La Francia republicana vio surgir el taller de Le Corbusier, de influencia comparable.
No sería posible identificar sin más al funcionalismo racionalista con la arquitectura moderna, en el sentido de única posible alternativa de innovación; porque, además de no monopolizar la creación arquitectónica, tampoco sus partidarios se limitaron creativamente. Las alternativas desarrolladas incllleron destacadamente la arquitectura orgánica de autores como Frank Lloyd Wright (uno de los líderes del movimiento moderno que se movía dentro de los parámetros del funcionalismo), así como versiones más neoclásicas o monumentalistas, como la delneoempirismo nórdico (los suecos Erik Gunnar Asplund, Sune Lindström y Sven Markelius, y el danés Arne Jacobsen).3
No hay comentarios:
Publicar un comentario